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viernes, 24 de septiembre de 2010

Otoño y el patio revuelto.

Efectivamente, compruebo que el patio anda pero que muy revuelto, y es por ello que me veo en la necesaria obligación de...alborotarlo mucho más. Con el gusanillo de escribir estáis, y con ganas de que os lean, disfrutáis. Pues MÁS, MÁS, MÁS...
Desde aquí os invito a que alguien comience una historia. Libertad total. Servidor la cuelga en el blog, y el/la que le apetezca que la continúe, y así, más, más y más. ¿Cómo? Mandáis el texto como comentario y yo lo subo a la entrada. Sencillito. ¿Qué orden seguir? Como tantas cosas en la vida, el primero que llegue, se lo lleva al huerto. El segundo, se queda con las manos vacías. Así que corred, mentes creadoras. ¿No sentís curiosidad por ver dónde llegamos? Yo mucha.
¿A qué estáis esperando? Y un último apunte: puede enviar texto todo el mundo, participe o no en el Taller. Ahí queda el reto.



"La cogí de la playa. Tenía una reverberación especial, al menos mientras estuvo mojada. Cuando llegué a casa, desilusión, seca era una piedra vulgar. La puse sobre la mesa de mi biblioteca, con la intención de tirarla por la mañana. Cuando fui a cogerla, después del desayuno, no estaba. No albergaba duda: la noche anterior la puse allí. Comencé a sudar; vivo solo.
Vivo solo y soy muy supersticioso. De inmediato vinieron a mi mente las leyendas que conocía sobre piedras mágicas. Traté de encontrar una respuesta lógica dentro de mi irracionalidad: "si ayer la cogí porque me llamó la atención su brillo, y luego su luz se apagó; debe tener algún significado". Busqué la maldita piedra por toda la habitación. ¿Y si la había puesto en un sitio distinto del que recordaba? Miré debajo de los muebles y las alfombras. Dentro de los cajones del escritorio. Ni rastro. Parecía como si se la hubiera tragado la tierra. Incluso pensé que lo había soñado. Cuando estaba a punto de convencerme de que todo era fruto de mi imaginación, en una rendija del parquet comenzó a titilar una débil luz.
Al cabo, la luz agigantó su presencia, de suerte que un impetuoso haz se proyectaba sobre el techo de la habitación, obligándome a apartar la mirada. Mi corazón latía con la misma cadencia que un caballo desbocado; por momentos, sentí la apremiante necesidad de vomitar. De espaldas al rayo luminoso, mi cabeza se disparó en mil direcciones. Cuando recuperé parte de mi conturbado ánimo, las ideas convergían en un punto de intersección. Satisfacer mi voraz curiosidad suponía un tributo simple de abonar, aunque no asumible. De entrada, no. Hubiese bastado con bajar al sótano, registrar la desordenada caja de herramientas y traer conmigo un membrudo destornillador con el que podría levantar un segmento de madera, tal vez dos. Poder hallar la respuesta que tanto deseaba se encontraba a un paso equidistante a la locura. Un paso imposible de asumir. Mi natural irracionalidad cedió por imperativo del miedo. No al descubrimiento en si, sino a admitir que solo un soñador o un loco podrían considerar la idea de que, bajo el suelo, se hallaba un ente inanimado con una inexplicable aptitud mágica. Estaba dispuesto a poner en entredicho mi capacidad de ensoñación; más allá: una delgada línea que no estaba dispuesto a cruzar. Por el reflejo pude intuir que aquella desquiciante luz no había menguado ni un ápice. Con el estómago encogido por tanta emoción contradictoria, pensé: que alguien acuda a solucionar aquel fárrago. Recé por la temprana aparición de un verdadero deshacedor de galimatías.
No soy un soñador, ni un loco, y para convencerme de que allí debajo no hay nada sobrenatural, descendí al sótano a buscar una herramienta para levantar las tablas de madera del parquet y acabar con este embrollo.El destornillador no entraría en las finas ranuras, mejor me llevo esta lima de hierro. Al subir con torpeza y llegar al final de las escaleras, me di cuenta de que la habitación estaba totalmente oscura.
Mientras me debatía entre el miedo y la curiosidad, observé con asombro que la luz cambiaba de color y se tornaba en azul turquesa, a veces pardo y otras luminoso como el mar; pensé si aquel ente no era tan inanimado como yo creía. De pronto la luz azul turquesa dio paso a una tonalidad violeta, No podía apartar la vista de aquel fenómeno, el miedo se estaba apoderando de mí.
Tomé una gran linterna, que también guardo en el sótano, cambié la lima por una buena palanca-“pata de cabra”- y subí. Con más fuerza que maña, levanté madera y parqué hasta acceder a la luz. Por fin aparecía la dichosa piedra, pero ahora no emitía ninguna luminosidad.No pienso dejarme sorprender otra vez. Pulsé el interruptor de la luz. La habitación volvió a la normalidad. La piedra era de nuevo eso: una piedra.Espoleado, antes, por mi curiosidad que por mi miedo, me decidí a investigar. Tomé la piedra y la pegué, con uno de esos pegamentos extrafuertes, a un posavasos que dejé en el mismo sitio que la primera vez...A media noche me volvió a despertar la luz, ahora provenía del altillo de la librería, cerca del techo. La piedra, con posavasos y todo había vuelto a cambiar de lugar. Me costaba trabajo respirar, pero no me di por vencido.Cuando el oficial de bomberos que había forzado la puerta entró, precediendo al policía -los vecinos habían avisado-, de esa casa provenían ruidos y su inquilino no daba la cara desde que comenzaron a oírse- ambos quedaron perplejos. Piedras y más piedras pegadas en todos los rincones de la vivienda y el suelo- sobre el que yacía un hombre con una palanca fuertemente agarrada- destrozado.".

29 comentarios:

  1. Mientras me froto las manos, haciendo cábalas sobre quién romperá el hielo,(¿conocido? ¿ajeno al taller?), me estaba preguntando por qué hay algunos miembros de nuestra saludable comunidad que aún no han dejado comentario alguno (o apenas uno) en el blog (pienso en 4, concretamente). Lástima escuchar vuestra voz en clase pero no aquí. Todavía no pierdo la esperanza de veros entrar, e incluso a que le cojáis el gustillo.
    Por lo demás, aquí sigo esperando. ¿Acertaré en mi quiniela?

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  2. La cogí de la playa.Tenía una reverberación especial, al menos mientras estuvo mojada.Cuando llegué a
    casa,desilución,seca era una piedra vulgar.La puse sobre la mesa de mi biblioteca, con la intención de
    tirarla por la mañana.
    Cuando fuí a cogerla,despues del desayuno, no estaba.No albergaba duda la noche anterior la puse
    allí.Comence a sudar, vivo solo

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  3. Como una cobarde , voy a esperar a ver quien empieza primero.jajaja

    Besos desde Málaga.

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  4. Y ya tenemos ganador: El hielo lo rompe el mismo autor que el Lazarillo de Tormes. Todo un honor. Y no me refiero a esa historia de Diego Hurtado de Mendoza. ES ANÓNIMO Y PUNTO. De lo contrario, llevo engañado toda una vida. Como sigan así, me voy a cag... en Papá Noel.
    A ver quién toma el relevo de tan insigne escritor (fácil no lo ha puesto).
    Ánimo.

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  5. ...vivo solo y soy muy supersticioso. De inmediato vinieron a mi mente las leyendas que conocía sobre piedras mágicas. Traté de encontrar una respuesta lógica dentro de mi irracionalidad: "si ayer la cogí porque me llamó la atención su brillo y luego su luz se apagó; tiene que tener algún significado". Busqué por toda la habitación la maldita piedra. ¿Y si la había puesto en un sitio distinto del que recordaba? Miré debajo de los muebles y las alfombras. Dentro de los cajones del escritorio. Ni rastro. Parecía como si se la hubiera tragado la tierra. Incluso pensé que lo había soñado.
    Cuando estaba punto de convencerme de que todo era fruto de mi imaginación, en una rendija del parquet comenzó a titilar un débil luz...

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  6. Perdonadme el atrevimiento. Juro por los clásicos españoles que no era mi intención relevar al ANÓNIMO del Lazarillo. Si llego a leer tu entrada antes, Juan, igual me lo pienso un poquillo más.
    Besos

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  7. Este viento otoñal es pernicioso. Si notáis un serio alboroto creativo en vuestro interior, culpad al viento.
    Si prometéis respetar al ANÓNIMO, "primus inter pares",que tantas obras maestras escribió sin dar la cara, contáis con mi beneplácito para continuar con el relato. A ver quién le pone ahora el cascabel al gato.

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  8. Al cabo, la luz agigantó su presencia, de suerte que un impetuoso haz se proyectaba sobre el techo de la habitación, obligándome a apartar la mirada. Mi corazón latía con la misma cadencia que un caballo desbocado; por momentos, sentí la apremiante necesidad de vomitar. De espaldas al rayo luminoso, mi cabeza se disparó en mil direcciones. Cuando recuperé parte de mi conturbado ánimo, las ideas convergían en un punto de intersección. Satisfacer mi voraz curiosidad suponía un tributo simple de abonar, aunque no asumible. De entrada, no. Hubiese bastado con bajar al sótano, registrar la desordenada caja de herramientas y traer conmigo un membrudo destornillador con el que podría levantar un segmento de madera, tal vez dos. Poder hallar la respuesta que tanto deseaba se encontraba a un paso equidistante a la locura. Un paso imposible de asumir. Mi natural irracionalidad cedió por imperativo del miedo. No al descubrimiento en si, sino a admitir que solo un soñador o un loco podrían considerar la idea de que, bajo el suelo, se hallaba un ente inanimado con una inexplicable aptitud mágica. Estaba dispuesto a poner en entredicho mi capacidad de ensoñación; más allá: una delgada línea que no estaba dispuesto a cruzar. Por el reflejo pude intuir que aquella desquiciante luz no había menguado ni un ápice. Con el estómago encogido por tanta emoción contradictoria, pensé: que alguien acuda a solucionar aquel fárrago. Recé por la temprana aparición de un verdadero deshacedor de galimatías.

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  9. Qué intrigante todo...Entre historias de misterio con despistes y miedo atávico va la cosa. Por cierto, enhorabuena a ambas.

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  10. Lo dicho, es cosa del viento que nos trae locos. Y, de la locura, se sacan los mejores textos. Que serán los que, precisamente espero impaciente, para continuar la historia, y mejorarla. Lo doy por hecho.
    Saludos.

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  11. En verdad no soy cobarde , sino una temeraria ; por eso escribo lo que sigue .
    ! Tened piedad !

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  12. No soy un soñador , ni un loco y para convencerme de que allí debajo no hay nada sobrenatural , descendí al sotano a buscar una herramienta para levantar las tablas de madera del parquet y acabar con este embrollo.
    ¨el destornillador no entraría en las finas ranuras , mejor me llevo esta lima de hierro ¨.Al subir con torpeza y llegar al final de las escaleras , me di cuenta de que la habitación estaba totalmente oscura ...

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  13. mientras me debatía entre el miedo,y la curiosidad observé con asombro que la luz cambiaba de color se tornaba en azul turquesa, a veces pardo y otras luminoso como el mar , pensé si aquel ente no era tan inanimado como yo creía ,de pronto la luz azul turquesa dió paso a una tonalidad violeta ,no podía apartar la vista de aquel fenómeno el miedo se estaba apoderando de mí....

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  14. dejo de entrar al blog y cuando me asomo me encuentro con esto, como dice annik !piedad! porque entre saramago que me ha retorcido el cerebro y ahora vais lanzados como locos a escribir segun sugerencia de ..... creo que nos estamos volviendo locos sera¿ por el viento?¿pero eso no ocurre en Tarifa? sea lo que sea no me he podido resistir .....

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  15. Aun considerando que la piedra, de principio, se podría convertir en una china dentro del zapato, agradezco sinceramente la VALENTÍA de todos/as aquellos/as que han continuado la historia. Se extraen conclusiones muy positivas fuera del Taller.
    Advirtiendo que en el menú solo hay lentejas, y que no se pasará al segundo plato hasta dejar el primero vacío, animo a continuarlo. Veremos si la piedrecita sale del callejón sin salida. Apuesto a que sí. Por cierto, vale repetir.
    Saludos.

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  16. ¿No os resulta feo ver el relato inconcluso? A mí, la verdad, es que bastante. ¿Os resulta complicado rematarlo, o es una cuestión de falta de motivación? Os animo a hacer un esfuerzo para finiquitarlo de la mejor forma que os venga a la cabeza. Sé que podéis.
    Un saludo para todos.

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  17. Tomé una gran linterna, que también guardo en el sótano, cambie la lima por una buena palanca-“pata de cabra”- y subí. Con más fuerza que maña levante madera y parque hasta acceder a la luz. Por fin aparecía la dichosa piedra, pero ahora no emitía ninguna luminosidad.
    No pienso dejarme sorprender otra vez. Pulsé el interruptor de la luz. La habitación volvió a la normalidad. La piedra era de nuevo eso: una piedra.
    Espoleado antes por mi curiosidad que por mi miedo, me decidí a investigar. Tome la piedra y la pegué, con uno de esos pegamentos extrafuertes, a un posavasos que dejé en el mismo sitio que la primera vez...
    A media noche me volvió a despertar la luz, ahora provenía del altillo de la librería, cerca del techo. La piedra, con posavasos y todo había vuelto a cambiar de lugar. Me costaba trabajo respirar, pero no me di por vencido.
    Cuando el oficial de bomberos que había forzado la puerta entro, precediendo al policía_ los vecinos habían avisado, de esa casa provenían ruidos y su inquilino no daba la cara desde que comenzaron a oírse- ambos quedaron perplejos. Piedras y más piedras pegadas en todos los rincones de la vivienda y el suelo- sobre el que yacía un hombre con una palanca fuertemente agarrada- destrozado.

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  18. Agradezco enormemente la nueva aportación de ANÓNIMO. Y, si os parece, damos por concluido el relato de la piedrecita, antes que la cosa vaya a mayores (es un decir). Oficialmente, muerto y enterrado, propongo, si os parece bien, nuevo tema para comenzar un nuevo relato (a ser posible, de menor complicación).
    Espero ideas.
    Saludos.

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  19. No me lo agradezca Juan.He hecho un poquillo de trampa.Esta piedra ya tenia final cuando les envié el principio a sus coescritores.Ahora ademas tiene cuerpo nuevo.GRACIAS A TODAS/OS

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  20. Te diría estimado Anónimo, pero al no haber tenido oportunidad de haber asado juntos unas sardinas, no puedo entrar en personalismos. Me resulta curiosa tu revelación, y me agrada tu sinceridad. Adelantado por ti, el principio y el fin, espero que el cuerpo del relato que hemos construido entre todos, no desmerezca al de tu "modelo". En todo caso, creo que entenderás que no lo has puesto fácil.
    Aquí seguiremos para cuando te apetezca entrar y opinar; nos gusta escuchar voces ajenas al Taller.
    Un cordial saludo.

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  21. Bueno, ya se puso fin al relato. No tenía ni idea de esto. Y no estoy todo el día en Internet, Yolanda.

    Saludossssssssssss.

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  22. Intrépido y a veces hilarante Cosmos:
    No sé de qué va el pique. Raro verte por aquí, pero está bien. Supongo que habrás entendido por qué necesitaba un cambio en el desarrollo de la historia. Locura en estado puro. Estoy en tratamiento. Parezco un telegrama.
    Stop.

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  23. A ver si mañana leo la historia. La desconozco, la verdad, pero parece surrealismo, por lo que contasteis. Bueno, uno más en el club (de surrealistas, se entiende, jeje).

    Saludos, Juan.

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  24. Cosmos. La historia la tienes ahí, delante de las narices. La jodida piedra de colorines. Creo que más de uno, al leerla, se ha quedado "pillao".
    Salud.

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  25. Ya, si sé que es ésta. Leerla ya es más arduo. Jejejej.

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  26. Cosas más raras habrá leído, aunque esta pone alto el nivel.
    Saludos.

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  27. hola a todos, sabeis que me esta gustando la piedra?? no se si es que el otoño me esta trastornando o era ya así y no lo sabía, ahora dice cosmos que leerla le parece arduo!!!! jopeee con lo surrealista que eres cosmos po dios!!!como puedes decir que no has leido nada mas rarooooo uisss. besitos

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  28. La criatura es de difícil comprensión. Creía que eran cosas mías, pero...
    En todo caso: ¡Viva el surrealismo!
    Pronto, colgaremos más cositas.
    Ciao.

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  29. Kabila, es que aún no la leí. Decía que me parecía arduo hacerlo, porque aún no leí la historia. Jejeje.

    Saludos.

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