Por Yolanda Bautista.
Juan salió a la calle. No reconoció a la persona que entraba en ese momento en el portal y que le saludó.
-¡Hola!
-¡Ah!, hola Ana. Perdona, es viernes y...
-Ya, ya. Pensando en llegar a casa, ¿eh?
Después de unos minutos de conversación se despidieron quedando para una futura llamada y un posible café, que ambos sabían que olvidarían de plantear. Se subió a su coche y marcó el número de su madre. Después inició la marcha.
Maribel se afanaba en la cocina. Estaba a cargo de cuatro fogones pero también tenía tiempo de conversar con María.
-Hay que ver lo bonita que está la nena y lo lista que es. Me acaba de cantar el abecedario.
-Está muy contenta en el cole pero no se cansa de jugar. Allí la he dejado con los demás niños. Menos mal que no es muy traviesa.
En el comedor, Fernando estaba colocando servicios. Se dio cuenta que ya no le temblaban las manos y cuando comprobó que todo estaba a punto, entró en la cocina.
-¿Cómo va eso? Esta noche vamos a ser doscientos, y con nosotros cinco.
-Hay para todos. Caldo de gallina, pollo y redondo relleno con guarnición y natillas de postre. Voy a ver a Laura al cuarto de juegos, quédate con María- Maribel salió.
-¿Has hablado ya con ella?- dijo María sonriéndole-. Es que no sé, te veo contento.
-No, todavía no- se ruborizó-. Hoy solo he ido una vez al dispensario.
María le abrazó y Juan, que entraba en ese momento con el gorro de cocinero puesto, dijo: -¡Hacedme sitio que me uno! Fue un momento especial.
Permanecieron en la cocina una hora más y ya al borde de las nueve empezó a llenarse el comedor.
Juan es arquitecto, Maribel recibió ayuda cuando lo necesitaba, María está jubilada y Fernando es un enfermo en rehabilitación. Son voluntarios en un comedor gratuito y cada Navidad, desde hace cuatro, sirven la cena de Nochebuena.
-¡Hola!
-¡Ah!, hola Ana. Perdona, es viernes y...
-Ya, ya. Pensando en llegar a casa, ¿eh?
Después de unos minutos de conversación se despidieron quedando para una futura llamada y un posible café, que ambos sabían que olvidarían de plantear. Se subió a su coche y marcó el número de su madre. Después inició la marcha.
Maribel se afanaba en la cocina. Estaba a cargo de cuatro fogones pero también tenía tiempo de conversar con María.
-Hay que ver lo bonita que está la nena y lo lista que es. Me acaba de cantar el abecedario.
-Está muy contenta en el cole pero no se cansa de jugar. Allí la he dejado con los demás niños. Menos mal que no es muy traviesa.
En el comedor, Fernando estaba colocando servicios. Se dio cuenta que ya no le temblaban las manos y cuando comprobó que todo estaba a punto, entró en la cocina.
-¿Cómo va eso? Esta noche vamos a ser doscientos, y con nosotros cinco.
-Hay para todos. Caldo de gallina, pollo y redondo relleno con guarnición y natillas de postre. Voy a ver a Laura al cuarto de juegos, quédate con María- Maribel salió.
-¿Has hablado ya con ella?- dijo María sonriéndole-. Es que no sé, te veo contento.
-No, todavía no- se ruborizó-. Hoy solo he ido una vez al dispensario.
María le abrazó y Juan, que entraba en ese momento con el gorro de cocinero puesto, dijo: -¡Hacedme sitio que me uno! Fue un momento especial.
Permanecieron en la cocina una hora más y ya al borde de las nueve empezó a llenarse el comedor.
Juan es arquitecto, Maribel recibió ayuda cuando lo necesitaba, María está jubilada y Fernando es un enfermo en rehabilitación. Son voluntarios en un comedor gratuito y cada Navidad, desde hace cuatro, sirven la cena de Nochebuena.
Esto es casi una felicitación de Navidad en toda regla =)
ResponderEliminarUn besazo y sigue escribiendo.
buenas noches, guiño a la solidaridad en navidad, aunque se que hay comedores todos los días del año, por desgracia tendremos que seguir contando con ellos. un besazo
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con las dos intervenciones que me preceden. Yolanda, no pongas ninguna excusa para dejar de escribir, que como decía Carmen Martín Gaite solo hace falta un padre (un lápiz) y una madre (la imaginación).
ResponderEliminarUn beso navideño
¡Que bonita es la navidad! ¡Que felices somos todos y cuanto nos queremos en estas fechas! Que empacho de tanta dulzura tengo ya y no es por culpa de los mantecados... ¡Jajaja aquí está la abogada del diablo dando caña! En vista de que Juan ya no nos arrea tomo el relevo. Empecemos: Yolanda sigue el consejo de Pepe y no cejes en el empeño de escribir; ya ves, cuando te pones mira que bien te sale. Para Rosa e Isa, de acuerdo con vuestras opiniones, sigamos haciendo guiños a la solidaridad, pero que no se nos vaya a olvidar el resto del año.
ResponderEliminarY para el resto "feliz terrorífica navidad un año más".
Besos malévolos.
Yolanda es acreedora de ser felicitada por su ejercicio. Dicho queda: enhorabuena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo para todos/as.
Me sumo a las felicitaciones. Un precioso relato navideño.
ResponderEliminarUn abrazo a todos.
Felicidades por el relato Yolanda, hay que seguir haciendo lo que nos gusta y si es escribir mejor que mejor, tienes mucha creatividad, dale la oportunidad de brotar, dale forma a tu mundo interior.
ResponderEliminarFeliz Navidad a todos, y Amor ya se que no te gusta, (ya sabes que a mi tampoco) pero tomemoslo como un anticipo del resto del año y hagamos algo de lo que nos podamos sentir orgullosas, como por ejemplo, compartir nuestro tiempo con los amigos.
Un fuerte abrazo.
Yolanda, menos mal que existen en la realidad personas como los personajes. Un relato muy especial, que hay que acordarse de todo el mundo.
ResponderEliminarUn beso de la maga curiosa.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarEn realidad tengo que decir que siempre que salgo a la calle los veo. Todas esas personas están ahí y ciertamente podemos hacer todos algo por ellos no sólo en Navidad, sino también en el resto del año. Unas palabras y una sonrisa no cuestan dinero. A mí particularmente no me ha costado escribir esto y personalmente pienso que es un buen tema para escribir una novela. Igual cuando me encuentre con más tablas me atreveré.
Os quiero y sigo aquí aunque no pueda entrar como quisiera.
Hola Yolanda.
ResponderEliminarMuy buen trabajo. Lo de la novela, es cosa de ponerse, ni más ni menos. Ahí queda...
Un besote muy fuerte.
Hola Yolanda ...
ResponderEliminarUna manera de ver , sentir y escribir la Navidad que deberíamos todos tener en cuenta .
Nos has muy bien transmitida la sencilla ayuda de unos pocos .
Felices Fiestas !