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jueves, 17 de febrero de 2011

Mis manos

Por Amor de Pablo.

Mis manos son mi herramienta preferida. Todas las cosas importantes que he hecho en mi vida tuvieron forma gracias a ellas. Cuando era pequeña jugaba con el barro a construir diques o hacía castillos de arena en la playa. Yo imaginaba entonces ser una gran ingeniera que edificaba pequeñas ciudades para las hormigas o las almejas, dependiendo del entorno en que realizaba mis proyectos. Como niña atípica que fui, antesala de la adulta atípica que soy, pedía para los Reyes mecanos y juegos de construcción. Me fascinaba que de aquellas pequeñas piezas salieran esos ingenios. Y no me dolían los pellizcos o arañazos que pudieran provocarme el manejo de esos juguetes, más bien al contrario, cada herida era un pequeño sacrificio para obtener un ansiado logro. Desde siempre me atrajeron los trabajos manuales; todas las actividades que podían realizarse con las manos; así fui aprendiendo a modelar, a fabricar marcos, a pintar cajas de madera, a tejer. Desde siempre me ha gustado pasar las manos por las distintas superficies que encontraba. Notar la aspereza de la madera sin lijar y la suavidad de ésta una vez pulida. Comprobar como la arcilla pasaba de ser resbaladiza cuando estaba húmeda a rugosa una vez seca. Frotar los dedos por encima de las superficies barnizadas hasta hacer que emitieran un pequeño quejido. Todas estas sensaciones eran una fiesta para mi sentido del tacto.
Empecé a escribir y me ocurría lo mismo. Independientemente de que el resultado del texto estuviera más o menos inspirado, no podía dejar de sorprenderme que las palabras se plasmaran en el papel, a fin de cuentas, porque el bolígrafo obedecía las órdenes que mis manos le daban.
Cómo no hablar de las caricias. No existe satisfacción mayor que percibir en la yema de los dedos el tacto suave de una piel amada. Y cuando lentamente acaricio el lomo sedoso de mis gatos o el áspero pelo de los perros conocidos y desconocidos siento una emoción imposible de describir.
¿Y todo esto a qué viene? Podría preguntarse cualquiera. Hoy me han diagnosticado que tengo artritis reumatoide e insuficiencia venosa en las manos. Al mínimo cambio de temperatura los dedos se me quedan helados e insensibles gracias a mi deficiente riego sanguíneo. Y por si fuera poco las articulaciones se agarrotan y duelen por culpa de la artritis. Pero yo no puedo dejar de pensar que aún me quedan muchas cosas importantes que hacer en mi vida y en las que mis manos tienen imperiosamente que jugar un papel fundamental.

11 comentarios:

  1. ¡apañada vamos! menos mal que la cabeza sigue en funcionamiento, ya te dije Amor que ibas a ser como la niña de los protegidos, con guantes y a lo loco... A mi el día de S.Valentin me dijo la señora mona que se encarga de mi tensión,uff el corazón late muy deprisa,y la tensión sigue alta, y yo dije,¿ será porque es el día de los enamorados?, igual lo estoy y no me he dado cuenta. Que sepas que tus manitas van a seguir dando caña a la pluma, al ordenador a las masas, y a todo lo que se ponga por delante.Besos para todos.

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  2. Pues a un diagnóstico, manos a la solución. A partir de ahora lo que toca es informarse de lo que se puede hacer para aliviar y mejorar la enfermedad y aprender a sortearla.

    Mucho ánimo mi Amor.

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  3. Servidor le ha hecho un besamanos como los antiguos, ¿eh? No soy Lourdes, pero mientras la Iglesia no se pronuncie, con eso... y mucho cariño, acaba tocando el piano.
    Un besote gordote.

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  4. Muchas gracias a todos por los ánimos. Pero tranquilos que en cuanto lo asuma y diga eso de "hola, me llamo Amor y soy artrítica" volveré por mis fueros.

    Besos agradecidos

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  5. Hace tiempo me ronda la cabeza cómo materializar mi insumisión contra la ley del tiempo y la tiranía de la naturaleza. No se trata de olvidar las penas como lo hacían los protagonistas de “Días de vino y rosas”. Ya lo intenté en una ocasión, que nos juntamos un cojo con minusvalía severa, un loco con tratamiento de pastillas de litio, y yo, tullido entre otras con una insuficiencia auditiva no menor. A la mañana siguiente teníamos la misma pena y encima resaca. Creo que, con la ayuda de un asesor legal tengo que empezar a estudiar los términos de un pacto con el diablo.

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  6. Pues amigo Hiperión siento ser portadora de malas noticias; lo de la insumisión contra la ley del tiempo me dá que es como lo de la insumisión contra el servicio militar, mucho ruido y pocas nueces; en cuanto a la tiranía de la naturaleza te daré un consejo que para mí no tengo: puestos a tener que aceptar algún tipo de tiranía la que nuestro imperfecto organismo nos obliga a acatar, a mi entender, es de lo más ligerito que nos puede sobrevenir. Y una vez terminada la visión pesimista pongámosle un pelín de humor. Cumplir años tiene sus ventajas, para empezar te diría que afortunadamente con la edad que ya tenemos no nos es necesario formar parte de ninguna tribu, grupo o facción para sentirnos importantes. Es más, gracias a las varias dolamas que uno va acumulando con los años, sin tener que usar disfraces ni seguir a pies juntillas los dictados de cualquier imberbe que se crea glamuroso, ya estamos incluídos en algún grupo, que bien puede ser de artríticos, sorderas, cojeras, tensiones altas, etc. Lo bueno de los achaques es que hay muchos donde escoger. Y aparte del deterioro físico, que del mental mejor no hablar, como ya somos mayores podemos elegir entre hacernos los locos y no entender nada, o bien, entender nada más que lo que nos interesa. No me negarás las ventajas que tienen estas opciones, ¿se te ocurre mejor criterio que la selección natural que nuestro aparato auditivo y/o cognitivo haga de las miles de "chalauras" que tenemos alrededor?
    Y por último, en cuanto a lo de tener pena, creo que ya te lo dije en alguna ocasión, para que te vas a tomar el trabajo de apenarte, si una vez conseguida la congoja igual ya ni te acuerdas de porqué estabas triste.
    En fin, sabio amigo, envejece y sé lo más feliz que puedas. Tomátelo a risa, que ya no nos va a importar que nos salgan arrugas. Y lo del pacto con el diablo, yo me lo pensaría, imagínate por un momento tener que aguantar para toda la eternidad a los muchos plastas que te quedarían por conocer, y así generación tras generación...Uffff, que cansancio.

    Besos orgullosos de su decadencia.

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  7. Estimada Pati:
    Aparte de que te explicas como un libro abierto y que nadie puede decir que careces de oratoria y argumentario, no puedes decirle a un antiguo insumiso, no solo del servicio militar sino incluso de la prestación sustitutoria, a dónde conduce sus cuitas: A tener la cabeza caliente y los pies fríos más de la cuenta, y que al final todo se diluya en la nada más desangelada. A lo mejor sale el tema si nos visita mi antiguo compañero en estas lides, Pablo A., cuando leamos su libro en el club de lectura.
    De todas formas voy a multiplicar y enmarcar tu disertación y a repartirla por centros sociales , hogares de jubilados y autobuses del Inserso o como se llame ahora.
    Conozco a muchos y muchas que dicen no importarles el paso del tiempo, y que sin embargo no dejan de ponerlo como excusa para privarse de tomar ciertas decisiones importantes para retomar su vida. Yo en cambio, desde que cumplí los cuarenta no dejo de quejarme de la jodida aceleración que me parece ha tomado el paso de los días, y de sus repercusiones en el body. Pero no por eso he dejado todavía de hacer proyectos y proponerme nuevos objetivos. Me sospecho que tú también eres de esta calaña

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  8. Fíjate amigo Hiperion que sin tener la certeza de tu pasado objetor algo me barruntaba yo. Si señor, soy de esa misma calaña y a mucha honra. Y ¡si, señor! así me gusta, que te crezcas ante las dificultades y no te amilanes. Y como a partir de cierta edad ya se tiene patente de corso para ser cascarrabias, pues a quejarse tocan. No veas como desahoga.

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  9. Bueno, no se si meterme en la conversación idílica de decadentes, ¡jo!. Creo, a mi humilde entender, que eso de cumplir años nos da la ventaja de que nos vamos conociendo, y sabemos de que pie cojeamos, así que nos da tiempo a pensar en otras cosas, y como dice Maslow en su pirámide, que al tener cubierta una serie de necesidades, ya podemos dedicarnos a la autorrealización (que viene a ser a dedicarle su tiempo a lo que realmente te gusta y te apetece), ASÍ QUE ÁNIMO Y A VIVIR, que son dos días.

    Un abrazo,

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  10. Muy buena tu letra Paty o Magamerlín, no sé si eres las dos, presumo que sí. En cuanto a los dolores, ánimo amiga, que hay mil formas de combatir los males que tengamos.
    Sobre todo sigue escribiendo así, lo haces muy bien, eso es lo más importante.
    Un abrazo

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  11. Hola Amelia: Reincides en temas dramáticos (un accidente, la muerte, la soledad, la insatisfacción...), pero acompañados de matices o reflexiones de solidaridad y de ternura.
    No quiero dejar pasar por alto el comentario de ayer. Es la primera vez que me han llamado decadente, y no sienta muy bien, aunque esté en un contexto lleno de sentido común. Como bien dices, los años nos dan conocimiento de nosotros mismos, y según Carl Rogers, colega y compañero de escuela de tu citado Maslow, la experiencia es nuestra mayor fuente de autoridad.
    Saludos

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