Por Rosa Gatón.
El día prometía alegre, Elisa llamó a su amiga para ir a la feria de Torremolinos.
Recibía un regalo de empresa en una caseta y como sola no le apetecía ir llamó a su amiga y dijo:¿Me acompañas? Ni corta ni perezosa contestó Inés: ¡claro! Una excusa perfecta para ir de feria.
Cogieron un taxi. Todo normal hasta que una vez iniciada la carrera y en medio del tráfico Eugenio el taxista la miró por el espejo retrovisor y dijo: no sé ir a Torremolinos, las voy a bajar aquí mismo.
Atónita Inés lo miró y dijo:¡Pero hombre! ¿Cómo quiere usted bajarnos en medio del tráfico?
Miró a Elisa mostrando incredulidad, pero esta sin pestañear miraba por la ventanilla controlando la risa que estaba a punto de soltar.
Continuó Eugenio la ruta esperando que en algún momento dijeran: Aquí mismo nos bajamos, pero eso no ocurrió.
Fue contando que era la primera vez que cogía el taxi, que ni siquiera era suyo...Acordándose Inés de la ruta que hacía el autobús dijo: a la entrada de Torremolinos está la estación de autobuses y sé llegar hasta ahí; le preguntaremos a alguien que nos indique. Así fue, llegaron a la parada de taxi y preguntó a un compañero desde la ventanilla del coche: ¿Cómo llegamos al recinto ferial? Después de oír todas las explicaciones le dijo a Inés:¿Se ha enterado usted ya? A lo que respondió: el que se tiene que enterar es usted que es el que nos tiene que llevar.
Eugenio le dijo al compañero “tira palante” que yo te sigo.
No podía creer lo que le estaba pasando: ella dirigiendo al taxista, Elisa pegada a la ventanilla sin rechistar, y el buen hombre que una vez, llegó al destino, preguntó: ¿y ahora cómo regreso?Ya con la paciencia agotada le dijo: busque a otro compañero que lo saque de aquí.
Así fue como se marchó Eugenio, y dio comienzo la feria.
Recibía un regalo de empresa en una caseta y como sola no le apetecía ir llamó a su amiga y dijo:¿Me acompañas? Ni corta ni perezosa contestó Inés: ¡claro! Una excusa perfecta para ir de feria.
Cogieron un taxi. Todo normal hasta que una vez iniciada la carrera y en medio del tráfico Eugenio el taxista la miró por el espejo retrovisor y dijo: no sé ir a Torremolinos, las voy a bajar aquí mismo.
Atónita Inés lo miró y dijo:¡Pero hombre! ¿Cómo quiere usted bajarnos en medio del tráfico?
Miró a Elisa mostrando incredulidad, pero esta sin pestañear miraba por la ventanilla controlando la risa que estaba a punto de soltar.
Continuó Eugenio la ruta esperando que en algún momento dijeran: Aquí mismo nos bajamos, pero eso no ocurrió.
Fue contando que era la primera vez que cogía el taxi, que ni siquiera era suyo...Acordándose Inés de la ruta que hacía el autobús dijo: a la entrada de Torremolinos está la estación de autobuses y sé llegar hasta ahí; le preguntaremos a alguien que nos indique. Así fue, llegaron a la parada de taxi y preguntó a un compañero desde la ventanilla del coche: ¿Cómo llegamos al recinto ferial? Después de oír todas las explicaciones le dijo a Inés:¿Se ha enterado usted ya? A lo que respondió: el que se tiene que enterar es usted que es el que nos tiene que llevar.
Eugenio le dijo al compañero “tira palante” que yo te sigo.
No podía creer lo que le estaba pasando: ella dirigiendo al taxista, Elisa pegada a la ventanilla sin rechistar, y el buen hombre que una vez, llegó al destino, preguntó: ¿y ahora cómo regreso?Ya con la paciencia agotada le dijo: busque a otro compañero que lo saque de aquí.
Así fue como se marchó Eugenio, y dio comienzo la feria.