ADVERTENCIAS: *Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos ofrecidos a través de este medio, salvo autorización expresa de sus respectivos autores, quienes poseen la titularidad de los mismos. **Los contenidos que ofrece esta página, son el resultado de los ejercicios realizados en el taller de narrativa, donde los autores desconocen, previamente, la naturaleza de los mismos. En definitiva, son fruto de la improvisación; narración desnuda. Como tal, son expuestos aquí, sin corrección ortográfica, gramatical o de estilo. ***Para cualquier comentario, sugerencia, duda, denuncia por uso inadecuado u otras incidencias, puede contactarse con el coordinador del taller y moderador de este blog, Juan Sedeño, a través de los medios de contacto que puedan facilitar los responsables de la Biblioteca Pública Municipal "Cristóbal Cuevas", o directamente, a través de este blog.

martes, 15 de marzo de 2011

Intermedio

Resulta, no necesario sino aconsejable, hacer una pausa para tomar un café: nos permitirá ver nuestro propio trabajo con la privilegiada perspectiva que nos proporciona el paso del tiempo y, entre sorbos, buena cosa sería cuestionarnos si nos ha satisfecho escribir y, sobre todo, si es verdaderamente importante continuar haciéndolo. Para quienes decidan no abandonar el viaje literario emprendido, aquí dejo un decálogo con útiles consejos. Sí, otro más. Seguro nos hará más fuertes. Disculpadme si alguna cita no se corresponde con el autor, aunque huelga decir que lo importante es el mensaje; lo demás, simplemente, es una justificación de que no son de cosecha propia. Puede que así se tomen en consideración. Servidor está en ello, qué remedio. Son todas las que están; eso puede darse por cierto. Y con ellas, y nuestros propios demonios, os dejo.
Hasta pronto. Un fuerte abrazo.

“Si no escribe para los lectores ni para la crítica, no publique. Envíele sus escritos por mail a su abuela. ¿Para qué molestar a correctores, diseñadores y editores, si a usted no le interesa salir de su casa? En cualquier caso, no repita más que escribe sólo para usted mismo. Ya lo dijo Borges, y tampoco resultó verosímil”.
Marcelo Birmajer

"Los malos escritores son los que tratan de expresar sus ideas endebles en el lenguaje de los buenos".
Lichtenberg

"La misión del novelista no es relatar grandes acontecimientos, sino hacer interesantes los pequeños".
Schopenhauer

"El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura".
Miguel de Unamuno

“No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción”.
Mario Vargas Llosa

“No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo”.
Juan Carlos Onetti

“La primera de todas las consideraciones que debe tener un escritor antes de escribir, es el efecto que pretende causar”.
Edgar Allan Poe


"Para ser buen escritor se necesita: 99 por ciento talento, 99 por ciento disciplina, 99 por ciento trabajo. Nunca debes estar contento con lo que haces. Nunca es tan bueno como pudiera serlo. Siempre debes soñar y apuntar más alto que lo que sabes que puedes hacer. No te preocupes por ser mejor que tus contemporáneos o que tus antecesores. Trata ser mejor que tu mismo".
William Faulkner

“Siempre que leo, parte de mi mente está alerta para descubrir fragmentos que colaboren con mi propia escritura. Suelo comenzar a leer un capítulo de una novela y me descubro pensando: "Ésta es una buena manera de comenzar"; entonces la archivo para adaptarla más tarde a mi propia producción. Incluso suelo copiar el fragmento en el cuaderno que siempre acompaña a la novela que estoy escribiendo, a fin de no olvidarlo. Muchas veces, cuando me siento atascado y tengo dudas acerca de la manera de desarrollar una escena, recorro los estantes de la biblioteca donde se encuentran mis autores preferidos, los libros que admiro, a la búsqueda de una escena que me dé una pista o me proporcione un marco de referencia, un modelo que me permita avanzar. De ninguna manera 'copio' servilmente. Pero existe una verdad que no suele admitirse públicamente: toda escritura es un robo. Tomas de otros autores aquello que te ayuda y lo reciclas en algo propio”.
Aidan Chambers

“Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”.
Jorge Luis Borges

miércoles, 9 de marzo de 2011

La penúltima

Hola a todos/as.
Rompiendo el hilo de los comentarios al buen texto de Amor/Pati, y como hace unos tres meses que no tenemos oportunidad de reunirnos en el Taller, utilizo esta vía para consultar democráticamente cuál consideráis la forma más oportuna de colgar un último texto antes de darle a este blog unas merecidas y necesarias vacaciones, en tanto no hagamos la segunda parte del Taller, para la que como bien sabéis, ni hay fecha aproximada (y ni tan siquiera certeza de la posibilidad de realizarlo). Obviando justificaciones para dichas vacaciones, intermedio o cómo queráis llamarlo, más allá de que este es el blog de un Taller que tiempo ha finalizó, y fuera de dicho contexto carece de sentido el mismo (amén de leernos de vez en cuando... cosa que ya tengo el gusto de hacer con vuestros mails y en vuestros blogs); propongo su final eligiendo en una última entrada (independiente de esta) qué texto de todos los aquí colgados nos ha resultado más gratificante, o bien, con un último ejercicio (individual o colectivo) a vuestra elección. A falta de esta, en su caso, optaría por la primera propuesta, ya sea eligiendo entre la totalidad, ya tirando de estadística de entradas más visitadas o lo que surja. Huelga decir que si hay segunda parte, tendríamos trabajo y material para reabrir las puertas y continuar con nuestras cosillas.
Si os parece, proponed lo que tengáis a bien.
Un abrazo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Máscaras

Por Amor de Pablo.
Estoy frente al espejo, armándome de valor, para colocarme la máscara. Una de las muchas que uso dependiendo del ambiente y la situación. Hoy toca la de la fuerza. Que todo el mundo vea que me crezco ante las dificultades. Llevo años aparentando fortaleza de carácter, tantos que ya no recuerdo cuando empecé a usar esta máscara. Desde niña, cuando no era más que una mocosa acomplejada por la estatura y las malditas botas ortopédicas, me obligaba a participar en los juegos en que sabía que acabaría por el suelo, con las rodillas ensangrentadas y el espíritu hecho pedazos por la frustración de no correr tan rápido como los demás. Pero no importaba. Sólo contaba que jamás me rendía. Si había que subir a un árbol elegía el más alto. Si tenía que bajar una cuesta buscaba la más empinada. Si nos metíamos en un jardín siempre cogía el camino donde había rosales que me arañaban los brazos. Todas las magulladuras eran triunfos. Premios por ser tan fuerte. Por no arredrarme. Para mí valían más que cualquier medalla.
Ahora es igual. No importan las heridas. Ni las físicas ni las psíquicas. Hay que tirar “palante”. Demostrar ante los demás, y sobretodo a mí misma, que puedo seguir, que no me rindo, que pase lo que pase saldré a flote.
A veces me pregunto hasta cuándo seré capaz de continuar con esta farsa. Si realmente vale la pena continuar fingiendo. Ya no me caben más trofeos en la penosa estantería del simulacro de vida que llevo.

jueves, 24 de febrero de 2011

La urna

Por Amelia de los Ríos.

Me llaman por teléfono desde la Residencia.
-¿Familiar de Rocio?
–Si, soy yo.
-No se preocupe -me dice-, no le pasa nada, pero haciendo limpieza en su dormitorio hemos encontrado una urna con cenizas dentro. ¿Sabe algo?
-Pues como no sea su hijo Antonio –comento-, de quien tenía los restos en su casa, donde se quedaron cuando ella se fue, pendiente de un destino definitivo. Los nuevos dueños, en vez de llamarme para consultar, los han llevado junto a su madre.
-Debe retirarlos, aquí no pueden estar -concluye.
¡Qué triste es morir y que no sepan qué hacer contigo! Después de dos matrimonios, cinco hijos, tíos, primos, una madre y supongo que algún amigo; que nadie te recuerde siquiera, es duro. ¡Qué desperdicio de vida! No has sabido dejar la herencia más importante: permanecer en la memoria de tus allegados y que te echen de menos, y una de las formas de conseguirlo es cultivando vivencias y querer a los demás y a ti mismo.
Dicen que se muere dos veces, una cuando se acaba la vida y otra cuando se olvidan de ti. Y hoy, Antonio, no quiero que te vuelvas a morir. ¡Va por ti!

jueves, 17 de febrero de 2011

Mis manos

Por Amor de Pablo.

Mis manos son mi herramienta preferida. Todas las cosas importantes que he hecho en mi vida tuvieron forma gracias a ellas. Cuando era pequeña jugaba con el barro a construir diques o hacía castillos de arena en la playa. Yo imaginaba entonces ser una gran ingeniera que edificaba pequeñas ciudades para las hormigas o las almejas, dependiendo del entorno en que realizaba mis proyectos. Como niña atípica que fui, antesala de la adulta atípica que soy, pedía para los Reyes mecanos y juegos de construcción. Me fascinaba que de aquellas pequeñas piezas salieran esos ingenios. Y no me dolían los pellizcos o arañazos que pudieran provocarme el manejo de esos juguetes, más bien al contrario, cada herida era un pequeño sacrificio para obtener un ansiado logro. Desde siempre me atrajeron los trabajos manuales; todas las actividades que podían realizarse con las manos; así fui aprendiendo a modelar, a fabricar marcos, a pintar cajas de madera, a tejer. Desde siempre me ha gustado pasar las manos por las distintas superficies que encontraba. Notar la aspereza de la madera sin lijar y la suavidad de ésta una vez pulida. Comprobar como la arcilla pasaba de ser resbaladiza cuando estaba húmeda a rugosa una vez seca. Frotar los dedos por encima de las superficies barnizadas hasta hacer que emitieran un pequeño quejido. Todas estas sensaciones eran una fiesta para mi sentido del tacto.
Empecé a escribir y me ocurría lo mismo. Independientemente de que el resultado del texto estuviera más o menos inspirado, no podía dejar de sorprenderme que las palabras se plasmaran en el papel, a fin de cuentas, porque el bolígrafo obedecía las órdenes que mis manos le daban.
Cómo no hablar de las caricias. No existe satisfacción mayor que percibir en la yema de los dedos el tacto suave de una piel amada. Y cuando lentamente acaricio el lomo sedoso de mis gatos o el áspero pelo de los perros conocidos y desconocidos siento una emoción imposible de describir.
¿Y todo esto a qué viene? Podría preguntarse cualquiera. Hoy me han diagnosticado que tengo artritis reumatoide e insuficiencia venosa en las manos. Al mínimo cambio de temperatura los dedos se me quedan helados e insensibles gracias a mi deficiente riego sanguíneo. Y por si fuera poco las articulaciones se agarrotan y duelen por culpa de la artritis. Pero yo no puedo dejar de pensar que aún me quedan muchas cosas importantes que hacer en mi vida y en las que mis manos tienen imperiosamente que jugar un papel fundamental.

jueves, 10 de febrero de 2011

El pacto

Por Amelia de los Ríos.

Sentado en el banquillo del Juzgado firmó el recibo, liquidando por fin el pacto que le había llevado hasta allí; después de años luchando por romper el lazo que lo tuvo atado a aquel despacho, quedando su juventud e ilusiones por el camino.
En el primer encuentro se quedó tan sorprendido cuando llegó al hotel y lo recibió toda la plana mayor del bufete, incluidos los directivos del grupo, agasajado con una estudiada y deslumbrante puesta en escena, a él, recién salido de la facultad, aún becario, ofreciéndole directamente asociarse como uno más, que no fue capaz siquiera de decir que se lo pensaría.
Hoy brindaría con gaseosa, pues ya siempre sería alcohólico, no tenía trabajo, casa, ni familia pero era la primera vez que se sentía feliz y libre. Sonó la alarma del móvil, la próxima cita: le esperaban en el albergue, defendería a los sin techo.

jueves, 3 de febrero de 2011

AUTOLESIÓN

Por Amor de Pablo.
Hoy he vuelto a soñar contigo. Me desperté con tu sabor en mis labios. A los cinco minutos de levantarme comprendí que mi boca no paladeaba nada, tan sólo mantenía la memoria de muchos meses atrás. Otro espejismo más, pero cuando el sueño me invade todo parece tan real. Yo quiero que sea real. Conservo en mi subsconciente imágenes, palabras y olores; antes de que el cansancio me obligue a dormir invoco estos recuerdos, acuden rápidos y me llevan de la mano una vez más hacia ti. Entonces me dejo llevar. Vuelvo a recorrer el mismo camino hacia tu casa, la llave debajo del felpudo, veo las pistas por el suelo, la dichosa puerta del dormitorio atrancada y tú, desnudo, saliendo de la cama para abrírmela. Y luego ya no veo nada, solo siento. Calor, besos, abrazos, piel. Y el sueño se convierte en desilusión cuando leo tu mensaje de nuevo: “déjame en paz, sólo ha sido una aventura”. Y ahora estoy sentada en el borde mi cama, paladeando el sabor amargo de mi lengua, prometiéndome a mi misma que no volveré a caer en esta trampa que me tiendo cada noche.