Por Amor de Pablo.
Estoy frente al espejo, armándome de valor, para colocarme la máscara. Una de las muchas que uso dependiendo del ambiente y la situación. Hoy toca la de la fuerza. Que todo el mundo vea que me crezco ante las dificultades. Llevo años aparentando fortaleza de carácter, tantos que ya no recuerdo cuando empecé a usar esta máscara. Desde niña, cuando no era más que una mocosa acomplejada por la estatura y las malditas botas ortopédicas, me obligaba a participar en los juegos en que sabía que acabaría por el suelo, con las rodillas ensangrentadas y el espíritu hecho pedazos por la frustración de no correr tan rápido como los demás. Pero no importaba. Sólo contaba que jamás me rendía. Si había que subir a un árbol elegía el más alto. Si tenía que bajar una cuesta buscaba la más empinada. Si nos metíamos en un jardín siempre cogía el camino donde había rosales que me arañaban los brazos. Todas las magulladuras eran triunfos. Premios por ser tan fuerte. Por no arredrarme. Para mí valían más que cualquier medalla.
Ahora es igual. No importan las heridas. Ni las físicas ni las psíquicas. Hay que tirar “palante”. Demostrar ante los demás, y sobretodo a mí misma, que puedo seguir, que no me rindo, que pase lo que pase saldré a flote.
A veces me pregunto hasta cuándo seré capaz de continuar con esta farsa. Si realmente vale la pena continuar fingiendo. Ya no me caben más trofeos en la penosa estantería del simulacro de vida que llevo.
Ahora es igual. No importan las heridas. Ni las físicas ni las psíquicas. Hay que tirar “palante”. Demostrar ante los demás, y sobretodo a mí misma, que puedo seguir, que no me rindo, que pase lo que pase saldré a flote.
A veces me pregunto hasta cuándo seré capaz de continuar con esta farsa. Si realmente vale la pena continuar fingiendo. Ya no me caben más trofeos en la penosa estantería del simulacro de vida que llevo.
Señora de Pablos: Le habla el abogado de sus personajes literarios, y en su representación le tansmito su deseo de que tenga un poco de misericordia con ellos.
ResponderEliminarEsperando llegue esta solicitud a sus fibras sensibles y sea prontamente atendida, le saluda
¡Válgame el cielo! Nuestro sabio se ha reconvertido en abogado de pobres o defensor de imposibles. Y encima me coloca una ese de más en el apellido. Espero que sea una locura transitoria fruto de... bueno, de lo que sea, pero que sea transitorio. De todos modos, tomo nota de su siempre acertada opinión, rebuscaré en el fondo de mi sensibilidad a ver si encuentro eso de la misericordia; si es que no la he perdido ya del todo.
ResponderEliminarMientras tanto, besos inclementes
Un ¨jabato ¨ desde pequeña !
ResponderEliminarEso no se olvida , ni se deja uno de serlo .
Siempre ¨palante ¨.
Besos desde Málaga.
Pues eso parece, telepatía y máscaras jajajaja
ResponderEliminarUn beso para ti también^^
Un texto muy bien escrito, que nos presenta una reflexión decidida. Ha sido un placer conocer este blog.
ResponderEliminarAmor, de mascaras el mundo está lleno, y en un momento dado, te pueden evitar males mayores, hasta que llega el día de darse uno cuenta de que ya no te sirve su uso, que lo que en un momento dado te fue útil, ya no y es cuando es mejor ser simplemente uno, y atrevernos a dejar caer las distintas capas,aceptándonos tal y como somos, con nuestras limitaciones y paranoias, entonces podremos empezar a sentirnos libres.
ResponderEliminarUn beso
Por cierto, me ha gustado mucho tu relato, te vas mejorando día a día.
ResponderEliminarTu amiga
Si te sirve de algo,y como diría el profe en mi humilde opinión, te diré que las máscaras son para el carnaval, si quieres llorar hazlo, si quieres reír hazlo, y si quieres permanecer callada pues también tiene su valor.Hay que mostrarse como uno es, porque la que va a recorrer el camino contigo eres tu misma, y si no te gusta algo cámbialo,pero en función de lo que te haga feliz a tí.Besotes
ResponderEliminarEn mi humilde opinión, el relato de Amor es muy bueno. Punto.
ResponderEliminarUn besote muy grande para mis niñas del Taller.
Maestro: Estás de lo más "in" haciendo el genérico en femenino
ResponderEliminar"Verba simpliciter prolata debent intelligi secundum suam proopiam significactionem"
ResponderEliminaramen.
ResponderEliminarIn claris non fit interpretatio. El mensaje se ha captado
ResponderEliminar¿Cómo que ya no le caben más trofeos?, claro que sí, hay que seguir en la brecha, sin rendirse jamás, sabiendo que puedes seguir y que vas a salir a flote así caigan chuzos de punta en tu vida... yo tengo dos hijas, la mayor es fuerte y muy temperamental, la pequeña es tímida y sensible y de aspecto físico así como poquita cosa, y siempre le digo: María, palante, sin amedrentarse por nada, que tu puedes, que yo sé que puedes, que no te coman por sopas... palante
ResponderEliminarY es que en este mundo de hoy en día, pienso que si de por sí misma no se tiene una actitud así, hay que buscarla o conseguirla como sea, con estímulos, con máscara o sin ella, pero no hay que achantarse ni dejarse amendrentar por nada, que no te coman por sopas, que hay que salir siempre a flote de tó.
Mil besitos gordotes
A ver los eruditos; para los que no sabemos latín pero sí leer entre líneas, el sabio y el maestro ¿no andan un pelín picados entre ellos? Se os ve el plumero intelectualoides. No tengo más que decir. ¡Ea!
ResponderEliminarBesos para los aludidos y para los demás también